El propietario del Restaurante Avenida, Jorge Rodríguez, narra detalles de su vida empresarial. Cuenta cómo pasó de la calle a ser un exitoso empresario con uno de los lugares que congrega a figuras de la política regional y nacional. “Yo digo que es Dios, mis hijos y mi familia”, dice.

 

Claudia Marcela Medina García

 

El Restaurante Avenida es uno de los más reconocidos y tradicionales negocios en la ciudad de Neiva. Jorge Rodríguez es el propietario de este tradicional establecimiento que cumpliendo 30 años. Este lugar, se ha convertido en el lugar de encuentro de importantes figuras de la política nacional y regional, así como de extranjeros, turistas y visitantes de otras ciudades, y desde luego de los huilenses. Su principal sello para el éxito ha sido el buen servicio y el exquisito menú que incluye como uno de sus platos tradicionales el pollo a la cabaña que ya tiene 69 años de su fórmula.

Desde muy pequeño, Jorge Rodríguez, empezó a trabajar, vendía de todo en las calles, durmió por 6 meses en el parque Santander luego que su madre lo castigara amarrándolo a un palo y quemándole su pecho.  Con mucho esfuerzo, logró sacar adelante el restaurante Avenida, que hoy es un hito de la gastronomía huilense, sus amplios espacios, la frescura que le brinda la fuente, los kioskos, los salones amplios con aires acondicionados permiten darle un ‘toque’ de sitio campestre que logra atraer a centenares de comensales.

Pasar de la calle a empresario, para Jorge Rodríguez, no ha sido temas de azar, sino por la lucha que ha tenido que dar frente a muchas dificultades durante todos estos años.  Jorge, valora su familia como el pilar fundamental de lo que hoy tiene, y a Dios. Reconoce en sus trabajadores el compromiso de acompañarlo en las grandes crisis. Su paso a seguir: la apertura del restaurante sobre la vía principal a Rivera el próximo 3 de marzo y traspasar fronteras en Estados Unidos.

 

¿Quién es Jorge Rodríguez, y por qué lo conocen como ‘majito’?

Estudiaba en la escuela, desde los 7 años vendí de todo, mi mamá hacía arepas, pasteles, buñuelos, y yo lo vendía en la calle. Hasta que un día me dijo, ‘este es su papá’. Soy hijo natural de Elías Sajar ‘majito’, -por eso me dicen así también- y me preguntó que qué estaba haciendo y me dijo, en estos días lo llevo a la Cabaña a trabajar conmigo, y llegué a los 12 o 13 años.

 

¿Dónde estaba ubicada La Cabaña?

Kilómetro 9 rumbo a Campoalegre, antes del Club Campestre, era lo único que existía y fue fundada en agosto de 1954. Mi papá llegó a Colombia en 1954, se instaló en Neiva, con varios libaneses, traía una fórmula de un pollo que todavía lo tenemos y las mollejas. Llevamos 69 años vendiendo ese pollo frito a la cabaña y las mollejas fritas encebolladas con salsa de ajo, que yo me acuerdo que se llamaba taratur en el idioma árabe.

 

¿Cómo fue la transición de La Cabaña a Restaurante Avenida?

Mi papá compró ese sitio que se llamaba Villa Doris, y lo convirtió en La Cabaña, un ranchito viejo que había allá. Me fui a trabajar con él, con tan solo 12 años y aprendí a manejar el restaurante. Mi papá murió ya hace 41 años, yo me quedé con la fórmula del pollo y las mollejas, y voy a cumplir, gracias a Dios y a mis clientes, 30 años, el primero de marzo de 1993 compré la Avenida. Me vine para Neiva por los intentos de secuestro y situaciones complejas en esta época.

 

¿Cómo llegó a ser propietario del Restaurante Avenida?

Cuando yo vine el 15 de febrero de 1993, el señor Ulises Charry, quien era el dueño del Restaurante Avenida, me lo ofreció a mí, lo estaban vendiendo. Yo tenía unos centavos ahorrados y gracias a don Héctor Álvarez del Banco Ganadero me prestó para comprar esto y cumplo 30 años aquí, con el pollo a la cabaña, el nombre no puede cambiar.

 

¿Pero hay otros platos adicionales?

El asado huilense diariamente, bocachico, capaz, bagre, platos italianos, árabes. Son 53 platos permanentes en el restaurante.

 

¿Cómo nació la panadería? ¿Cuál es la visión del Restaurante Avenida?

A los 11 años, antes de irme a La Cabaña, mi abuela trabajaba con la señora Luz de Sánchez, el esposo era dueño de la panadería Granadina, ella era la empleada, y un día el señor me dijo ‘qué hace ahí sentado venga me ayuda a hacer las cañas’. Me pagaban con una bolsada de pan. Ahí dije que algún día tendría panadería. Y cuando llegó la pandemia decidí que debía montarla y nos ha ido muy bien. Estamos estrenando local propio en Rivera y abriremos un nuevo restaurante La Avenida Campestre y la panadería.

 

¿Cómo hace para sostener un restaurante por 30 años, y sobre todo en las crisis?

La voluntad de Dios, la familia, mi esposa, mis 4 hijos, mis 8 nietos y una bisnieta, y por supuesto, a los clientes. Hay que atenderlos bien, que se sientan contentos cuando vienen, con el personal de trabajo que tenemos, hoy tenemos 35 empleados. Llegamos a tener muchos más. Todos los días hay que incentivarlos que hay que atender bien a las personas que llegan, aquí llegan a veces sin plata, que se les quedó la cartera, que no tienen. Yo les digo tranquilos, firmen y luego me pagan. Procuramos que todo salga bien, hacemos cursos continuamente con los empleados, siempre la Avenida se ha caracterizado por atender bien a los clientes. Tengo un sistema hace 12 años que lo vi en México, donde los comensales llegan y se sientan, timbran, el mesero llega, hace el pedido, llega a la cocina, al bar, y de una vez carga la cuenta, también tienen un radio, donde solamente se escuchan entre ellos y conmigo y el administrador.

 

¿Cómo sostiene el personal en este momento, cuando hay tanta rotación en este tipo de negocios?

¡Uy! este mes de febrero fue terrible. Siempre me preocupa es pagar la quincena, nosotros no sabemos cómo nos llega, yo no pago arriendo. Y ahora instalamos el sistema de energía solar, con lo que dicen va a disminuir los costos del servicio de energía eléctrica y uno no sabe cómo logra hacer uno todo esto. Hay días muy buenos, porque nosotros vendemos mucho, hay mucha gente de todo el país y de otras partes, anoche tenía una gente de Italia. Yo digo que es Dios, mis hijos, mi familia, todos trabajamos por este proyecto. Y mi hijo Andrés Felipe es quien gerencia actualmente del restaurante.

 

¿Un empresario cómo se motiva en las crisis?

Cuando llegó la pandemia, dije qué vamos a hacer. Hablé con los empleados, éramos 33 y les dije yo tengo unos centavos en el bolsillo, con esto tengo para pagar unos meses, el que quiera irse puede hacerlo, el que se quiera quedar toca ser de celador, mesero, mensajeros, y todos nos convertimos en una sola empresa, en una familia, haciendo de todo.  Cada uno ponía su moto y vendimos solo domicilios porque no nos daba ni para la nómina, tocaba sacar del bolsillo para completarla y no se fue nadie. Los bancos no nos ayudaron, los bancos me echaron, me demandaron por una tarjeta de crédito, eso es terrible. Empecé a sacar los ahorros para poder pagarle a los empleados y el subsidio de empleo del Gobierno con esos 5 millones de pesos que caían del cielo completaba. Me tocó vender un apartamento para pagarles a los bancos, para pagar nómina, y me quedó un dinero y monté la panadería.

 

¿Es cierto que aquí se ‘codean’ las grandes figuras políticas?

Mucha gente llega aquí de política. Hay muchas historias alrededor de este lugar. Tengo una anécdota, vino la esposa de don Evelio Vásquez, la mamá de los médicos Vásquez, y me dijo ‘don Jorge yo aprendí a bailar en La Cabaña, y conocí a mi esposa en La Cabaña’, lleva 55 o 60 años viniendo. Su jefe, don Jesús Oviedo, desde los 15 años me conoce, y viene todos los años porque me dijo que mientras LA NACIÓN cumpla años allá será el almuerzo y así ha sido. Aquí vienen todos los políticos. He votado por liberales, godos, conservadores, o como le llamen, pero siempre he votado por amigos. Muchos me han ayudado. Soy cercano a Álvaro Uribe, a los del Centro Democrático. Vino la vicepresidenta Francia Márquez y le dije ‘doctora, usted llegó donde un uribista fuerte’, me respondió ‘no va a pasar nada’.

 

Usted ha trabajado desde muy joven. Ha sido un ejemplo. ¿Cómo es eso que durmió en el parque Santander?

Desde los siete años yo vendí de todo en la calle. Un día porque no vendí, como a los 10 u 11 años, se me quedaron un poco de empanadas al frente de un teatro que se llamaba El Tropical, entré un momento a ver la película, y llegó mi mamá, me dijo ‘por eso es que no vende’, me cogieron de la mano, me llevaron hasta la carrera Novena con avenida La Toma, me amarraron a un palo, me quitaron la ropa, me dieron con un rejo, me metieron candela en el cuerpo (llora). Y a los 11 años me fui de mi casa, molesto por eso con mi mamá, y llegué a dormir al Parque Santander, duré casi seis meses, dormía en una silla frente a la fuente luminosa, y había un encierro con tortugas, babillas. A las 5 de la mañana tocaban la campana, me metía a la iglesia, me acostaba en las sillas grandes, y hace dos meses lloré ahí. Estaré sacando un libro en unos meses sobre esta historia.

 

¿Por qué?

Dios me ha ayudado mucho, los domingos salgo a jugar al club y siempre tomo caminos alternativos, pero nunca me había ido por el centro, y encontré la iglesia abierta. Eran las 5:15 o 5:20 de la mañana y me senté y me acordé de lo que había pasado, y me puse a llorar ahí solo. Estuve en la misa, y me fui a jugar. Llevo dos meses yendo a misa los domingos a las seis de la mañana (llora).

 

¿Qué les diría a todas aquellas personas que no conocen el restaurante y a los que sí lo conocen que quieren seguir deleitándose con los platos?

Que son bienvenidos. Que hay que trabajar mucho, mucho. El primero de marzo, que me acompañen que cumplimos los 30 años de estar aquí, y también que me acompañen en la apertura del restaurante de Rivera campestre el próximo 3 de marzo en sitio propio. Vamos a salir adelante con la ayuda de Dios y de todos los clientes. Desde las 6 de la mañana tenemos desayunos, y cenas hasta las 8 o 10 de la noche. Confiando en Dios abriremos un Food Truck en Estados Unidos, ya Felipe, mi hijo está allá, estamos sacando los permisos.

Desde los 7 años vendí de todo en la calle: Jorge Rodríguez, dueño del Restaurante Avenida 11 26 febrero, 2023Hace 30 años empezó a funcionar el Restaurante Avenida en la ciudad de Neiva.

Desde los 7 años vendí de todo en la calle: Jorge Rodríguez, dueño del Restaurante Avenida 12 26 febrero, 2023

Así lucía la fachada del Restaurante Avenida en sus inicios.

Desde los 7 años vendí de todo en la calle: Jorge Rodríguez, dueño del Restaurante Avenida 13 26 febrero, 2023Claudia Marcela Medina García, presidente del Grupo JOM Internacional Neiva y Jorge Rodríguez, dueño del Restaurante Avenida.

Desde los 7 años vendí de todo en la calle: Jorge Rodríguez, dueño del Restaurante Avenida 14 26 febrero, 2023

Jorge Rodríguez, propietario del Restaurante Avenida.

 

 



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